MANIFIESTO 25N CIPFP EL PALMERAL
“POR UN MUNDO IGUALITARIO Y LIBRE DE LA VIOLENCIA HACIA LAS
MUJERES”
Hoy,
25 de noviembre, alzamos la voz.
No
es un día de celebración sino un día para recordar, para exigir y para luchar.
Luchar por todas las mujeres
que ya no están, por las
que seguimos sufriendo violencia, por las que cada día enfrentamos el miedo, la
desigualdad y el silencio.
Estamos
aquí por las que sufrimos discriminación, por las que trabajamos sin
reconocimiento y sostenemos el mundo con esfuerzo.
También por las mujeres
migrantes y extranjeras que tenemos que soportar además
los prejuicios y la intolerancia. Todas formamos parte de esta lucha sin
importar de dónde venimos, cómo hablamos o cómo vestimos.
Y no
olvidemos a las mujeres con discapacidad que están en una situación de especial
vulnerabilidad.
Queremos vivir libres y seguras, sin miedo, sin acoso y sin violencia.
Hoy nos unimos para levantar la voz contra
una de las formas más graves de desigualdad
y vulneración de derechos humanos:
la violencia contra
las mujeres por razón de género.
En
el año 2024 fueron asesinadas 48
mujeres a manos de sus parejas o
exparejas, pero otras 40 se suicidaron
por la violencia que sufrían, esto casi duplica el número de mujeres
muertas. Este año ya llevamos 27 mujeres asesinadas. Pero no somos
cifras, somos mujeres con nombre, historias y derecho a vivir sin miedo.
En
2023 hubo 21.825 agresiones sexuales en España, en 2024 crecieron un 5,7%
respecto al 2023 y en 2025 han crecido las agresiones un 3,8% respecto al 2024.
Estas cifras tristes y alarmantes nos reflejan una realidad que hay que cambiar. Exigimos el fin de la impunidad frente a los feminicidios, la violencia vicaria y los crímenes de odio contra la diversidad sexual.
Para que el miedo cambie
de bando, se tiene que acabar
con la impunidad frente a la
violencia sexual. Exigimos políticas públicas,
de prevención y de protección para las supervivientes, especialmente para
aquellas mujeres más vulnerables.
Nuestro compromiso como futuras promotoras de igualdad son:
- No normalizar ni invisibilizar la violencia contra las mujeres. Debe dejar de verse como un asunto “privado” y entenderse como un problema estructural que afecta a toda la sociedad.
- Apoyar y acompañar a las víctimas: asegurar que tengan acceso a los recursos necesarios —psicológicos, jurídicos, sociales— para salir del círculo de violencia y reconstruir su vida.
- Promover la educación en igualdad desde la infancia, para erradicar los estereotipos que alimentan la violencia y construir relaciones basadas en el respeto.
- Exigir a las instituciones públicas y privadas que velen por la eficacia de las medidas de protección: órdenes de alejamiento, protocolos de actuación, atención especializada, coordinación entre servicios.
- Visibilizar que la violencia no es solo física sino también psicológica, económica, sexual o vicaria que es la utilización de los menores para dañar a las madres.
- Trabajar por la reparación y la justicia: que los agresores respondan ante la ley, que las víctimas sean escuchadas y protegidas.
Porque
solo cuando podamos caminar libremente, sin temor, sin coacción, sin violencia, podremos
hablar de una sociedad verdaderamente democrática, igualitaria y justa.
Solo
desde la concienciación colectiva se puede erradicar esta lacra. La educación
es nuestra más eficaz herramienta y ahí tenemos un papel crucial. Todos y todas
estamos implicadas e implicados: sistema educativo, familias, administración y
muy en especial los medios de comunicación.
Ahora, con las nuevas tecnologías,
se da voz a discursos
muy peligrosos que llegan a públicos de edades muy tempranas.
Necesitamos que se asuma responsabilidad por parte de todos los actores
sociales.
Y necesitamos también la complicidad de toda la sociedad, porque
la violencia no nos
afecta a todas por igual, estemos atentas a las señales, cuidemos unas de
otras.
Nos queremos
vivas, nos queremos juntas y no dejaremos de luchar
por cada una de nosotras.
Hoy estamos
en la calle para gritar:
¡Basta de agresiones!
¡Basta de silencio!
¡La culpa no
era mía!
¡Basta de mirar hacia otro lado!

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